Los 32 años de Andrés Iniesta pesan en el Camp Nou. El manchego, que no se había recuperado cuando jugó ante el PSG en Champions (4-0) y no formó en el once inicial contra el Leganés (2-1) en el último partido de Liga, es indispensable en el Barça. Por eso juega incluso cuando no está en perfectas condiciones físicas. “Ninguno se parece a Iniesta. Ni de esta plantilla ni del fútbol mundial. Ese es el problema”, decía el entrenador, Luis Enrique, cuando tenía que buscarle sustituto. Le pasó lo mismo cuando Busquets (28 años) estuvo de baja. “Tampoco encuentro jugadores de su nivel”, concedía. Al menos, este Barcelona siempre puede encomendarse a Messi (29), que ha evolucionado en futbolista total. Y atrás está Piqué (30) para sacar el balón y llevarlo hasta la medular.
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