lundi 19 décembre 2016

Sobrevivir a un infarto a 6.000 metros

En la mañana del pasado 16 de noviembre, los alpinistas Conrad Anker (54 años) y David Lama (26) habían escalado rápido, tratando de evitar una zona de la pared expuesta a la caída de rocas y hielo. La temperatura rondaba los 20 grados bajo cero, y aunque el terreno era vertical la pareja se movía con eficacia camino de la arista noroeste del Lunag-Ri, (6.907 m), pico enclavado en la región del Khumbu de Nepal. A una altitud de 6.000 metros, encontraron al fin una minúscula repisa en la que sentarse. Anker miró a Lama y le dijo: “David, esto no va bien”. Conrad Anker llevaba un buen rato esperando que el sol y un poco de descanso eliminase un dolor en el pecho que no sabía bien a qué atribuir. Había llegado de improviso, y no se trataba de mal de altura, o de un principio de edema pulmonar, dolencias que se manifiestan de forma gradual. Había dejado de encontrarse en plena forma, así, de repente. Inmediatamente la pareja inició las maniobras de rápel, y horas después alcanzaron el campo base avanzado. El dolor en el pecho se había extendido ya al brazo izquierdo de Anker. “A pesar de no haber sufrido nada de esta naturaleza, inmediatamente entendí que se trataba de una situación grave en la que el tiempo era muy importante. Llamamos a un helicóptero y con la ayuda de nuestros amigos sherpas fui evacuado a Katmandú. En la unidad de cuidado cardíaco del Hospital Norbic International, El doctor Bhutta realizó una angioplastia y retiró la obstrucción. Este procedimiento es muy urgente ya que el corazón puede fallar, experimentar fibrilación o perder musculatura. El doctor Bhutta instaló un stent en mi corazón y me mantuvo en observación durante tres días”, narró Anker en las redes sociales una vez en su domicilio de Bozeman, Montana (EEUU).

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