dimanche 25 décembre 2016

Aquel inolvidable corte de mangas

En el año en el que Cervantes todavía está aplaudiendo la concesión del premio que lleva su nombre a Eduardo Mendoza, el deporte, más en particular el fútbol, nos ha dejado una sucesión de acontecimientos que bien podrían tener cabida en alguno de los delirantes libros del escritor barcelonés. Ninguno como el de las célebres mangas de Piqué. Ocurrió en un partido de la selección española contra Albania, en medio del cual un pintamonas de filiación desconocida lanzó el aviso en las redes sociales: Piqué, tijeras en mano, había hecho desaparecer la gloriosa bandera española de su indumentaria. Enseguida algunos medios de comunicación, unos de contrastada integridad y otros que ya venían empocilgados de nacimiento, se hicieron eco de semejante hecho. Al grito de ¡Todo por la patria!, a Piqué le cayeron improperios de toda índole, denuestos varios, quién se cree que es el niñato para mutilar la enseña nacional, prietas las filas, ¡independentista!, se le gritó, como hace años se gritaba ¡comunista!, con el daño que provoca un insulto acabado en “ista”, prueben si no con ¡populista! Pero pronto se supo que aquellas tijeras que utilizó Piqué no cercenaron bandera alguna, pues no la había en su camiseta. El futbolista cortó sus mangas por una sencilla cuestión de comodidad. Conocida la verdad, algunos pidieron disculpas de viva voz, otros lo hicieron con la boca pequeña y otros, los más malevolentes, siguieron revolcándose en la mierda de una noticia invisible, a la que dieron pábulo porque en el periodismo deportivo actual la dignidad no da dividendos.

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