Aunque su discurso siempre ha sido el mismo, pues Luis Enrique evoca con persistencia la palabra mejorar tanto en las duras como en las maduras, desde que comenzara este curso es un imperativo porque alterna actuaciones imponentes con otras anónimas —pasó, por ejemplo, de jugar la mejor media parte de su época contra el City a “caer en barrena” en la vuelta—, por más que el equipo esté en los octavos de la Champions y la Copa, también segundo en la Liga a tres puntos de un Madrid que cuenta con un partido menos por el Mundial del Clubes. Pero la falta de juego no significa que el Barça no descosa a las defensas rivales, toda vez que con la tripleta de atacantes (Messi, Luis Suárez y Neymar), marca por norma.
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