El día a día del Valencia es un drama sin fin, de difícil solución, un caos deportivo permanente, un vacío institucional, con extrañas personas llegadas de Singapur paseando por las oficinas del club o por Mestalla sin un cometido claro, sin entender nada y a nadie, sin saber dónde están, ni la institución que representan como consejeros. La fuga de Cesare Prandelli como entrenador del Valencia añade más dudas e incertidumbres en un club a la deriva.
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