Tiene esta temporada la Real el balón cosido a la bota. Tanto que el Granada, que apenas lo había husmeado, siguiéndolo con la vista como quien mira brincar a una ardilla, ni siquiera lo tocó cundo Jaunmi hizo el segundo gol que le sentenciaba. Fue un saque de banda, el balón fue de un central a otro, luego a uno de los medios centros, Illarramendi, después volvió al costado, a Carlos Vela que se fue hasta la línea de cal como cuchillo en la mantequilla, centró haca atrás y, si, ahí sí, lo tocó de espuela Lombán antes de que Juanmi e enviase a la red. Mejor para él hubiera sido que no lo tocara nadie.
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