Iniesta es pequeño. Es un enclenque. Es también un futbolista irregular. Es, de paso, un jugador sin mala leche y destensado. Iniesta no es decisivo en el área contraria y sobre todo no tiene gol, aunque se le defina por dos tantos capitales (el de Stamford Bridge y el de la final del Mundial de 2010). Para el 8 del Barça, como para cualquiera, siempre ha habido detractores, los hay y los habrá, por más que en cada campo le despidan con aplausos. A Andrés, se conoce, no le hacen gracia las críticas del mismo modo que tampoco entiende el fútbol del Barça sin su presencia porque sabe que se lo ha ganado. Aunque protesta en silencio porque es reservado y educado, y el enfado lo lleva por dentro. Pero cuando está sobre el césped, grita al mundo que el balón no tiene secretos para él. Argumento que explicó de nuevo en el Camp Nou para decidir el derbi. “Estoy muy contento de ir jugando y cogiendo minutos tras la lesión [de rodilla]. Y feliz cuando el equipo gana y se divierte”, dijo Iniesta al acabar el encuentro.
source Portada de Deportes | EL PAÍS http://ift.tt/2hX20L1
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire