Hace unos días Guti, que anda reinando en la cantera blanca, hablaba de un patrón de conducta en las categorías inferiores con miras a la ocupación en el primer equipo. Lo resolvía apelando al juego de asociación y de ataque, nada nuevo salvo por las posiciones de los jugadores: el 4-3-3. “Que puede convertirse en 4-5-1 defensivamente, pero básicamente todos los equipos juegan así porque es como lo hace el primer equipo”. ¿Significa eso que se están fabricando extremos? “Se están fabricando extremos y se están fabricando mediocentros”. Dos posiciones que en el Madrid son prioritarias para sostener su esquema de juego. Un esquema de juego dúctil, divertido en la medida en que uno puede pasarse el partido tratando de adivinar cuál es, y que supone un nuevo discurso a algo muy viejo en el Madrid desde los alevines a los adultos, pasando por la posadolescencia: el equipo sólo sabe a qué juega a partir del resultado.
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