Los jugadores hablan de él como del capitán del barco. Cuando Zinedine Zidane se hizo cargo del equipo a principios de enero, el Madrid estaba a la deriva. Con 37 puntos de 54 en Liga, agobiado por tener que enfrentarse a un equipo italiano —la Roma— en octavos de Champions y con un horizonte lleno de nubarrones. Ningún jugador había conectado con Rafa Benítez: el grupo iba hacia un lado, el técnico español hacia otro. La llegada de Zidane fue un soplo de aire fresco. Obró el milagro y consiguió en cinco meses la Undécima. Tres después la Supercopa de Europa y ayer cerró 2016 con el tercer título de la temporada, el Mundialito. Lo consiguió sufriendo más de la cuenta y en la prórroga. Pero hasta a eso parece haberse acostumbrado el técnico francés.
source Portada de Deportes | EL PAÍS http://ift.tt/2hX5ddq
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire