Benzema encara al portero del América y tras su disparo triunfal se cumple el tiempo cuando la pelota está a un metro de la red: el videojurado arbitral invalida el gol. Bien le pudo ocurrir frente a los mexicanos, puesto que el gol del francés llegó cuando pasaban cinco segundos de la hora señalada para el descanso. Pero es fútbol, no baloncesto, y el árbitro está autorizado a añadir más tiempo del ya publicitado si desde entonces ha percibido otras pausas. De haberse anulado el tanto de Benzema u otros similares no es posible imaginar la tormenta desatada. Es solo un ejemplo de esa melonada que los mandarines de la FIFA pretenden instaurar. Los primeros paganos, con Modric, Cristiano y Zidane al frente en los micrófonos, ya han expresado su desagrado y estupor.
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