Se podrían llenar varios periódicos enteros contando las infinitas batallas que convirtieron el Gran Premio de Hungría en una auténtica escabechina, una especie de ruleta rusa de la que sólo se escapó ileso Sebastian Vettel, que se adjudicó su segunda victoria de la temporada por delante de Daniil Kvyat y de Ricciardo, su tocayo y compañero en Red Bull. Tanto el quinto puesto de Fernando Alonso como la ausencia en el podio de la pareja de Mercedes da una ligera idea aproximada del tiovivo en el que se convirtió la carrera más igualada, agitada y trepidante en lo que llevamos de calendario. Al margen de Vettel, casi todos los demás pasaron una auténtica odisea que sólo se serenó al cruzar la bandera de cuadros. En un día dedicado íntegramente a la memoria de Jules Bianchi, la vitalidad y determinación del francés inspiró a la mayoría de sus compañeros para que tiraran de su mejor versión.
source Portada de Deportes | EL PAÍS http://ift.tt/1HT0D46
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire