Por instantes, el Rothenbaum Club de Hamburgo presenció la misma película que se ha proyectado con tanta frecuencia esta temporada. El protagonista, Rafael Nadal, destemplado y errático, a merced de un rival, Fernando Verdasco, que olisqueó las dudas del número 10 y quiso morder. Esta vez, sin embargo, el de Manacor fue capaz de corregirse a tiempo para alterar la inercia y firmar así su primer triunfo (3-6, 6-1 y 6-1 en una hora y 56 minutos) desde que cayera en Wimbledon, el pasado 2 de julio.
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