Los pronósticos eran sombríos y comienzan a cumplirse. Puntualmente, desde la sesión preliminar de la rutina técnica por equipos, celebrada este sábado por la tarde en a piscina del estadio Arena de Kazán, donde el equipo de natación sincronizada de España exhibió su declive hasta situarse en un quitno puesto. A falta de la final, el resultado parece concluyente. El bronce, el metal que conquistaron en los Mundiales de Shanghai y en los Juegos de Londres, en Kazán ya es una quimera. Casi tan difícil de conseguir como en los Juegos de Río el año que viene, si los acontecimientos siguen el tormentoso curso trazado.
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