Hace unos 200 años, estudiantes ingleses separaron los caminos del fútbol y el rugby al discriminar las confusas —y a menudo violentas— reglas de un juego de pelota conocido genéricamente como football. Los que van con el balón en los pies constituyen hoy el deporte más global, con unas cotas de rentabilidad económica y trascendencia política inéditas. Su alter ego, los que agarran la pelota con las manos, han tenido una difusión más modesta, aunque siempre creciente. En el primero, España se coronó campeona del Mundo en 2010 y es escenario de una de lasgrandes ligas de clubes. En el otro, sigue sin dejar el amateurismo y su selección intenta seguir el ritmo de potencias de segundo orden como Georgia, Rumanía o Rusia.
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