No hubo sangre, aunque sí la dureza de la urgencia. Si hubo sudor, por litros, jugando a 40 grados y si hubo lágrimas, de alegría en el Bilbao Athletic, que conseguía en el Ramón de Carranza retornar a Segunda División 29 años después y de tristeza en la afición cadista que una vez más se quedaron a las puertas del cielo. Un gol en la primera mitrad le hizo creer en la remontada. Pero un gol de Salinas, al borde del final premió el sacrificio de una muchachada que no excede los 21años. Al Cádiz le pesó la veteranía; al Bilbao Athetic no le achantó su juventud.
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