Nadie quería ser primero. Lo probó Oliveira primero, pero vio que no le serviría de nada cargar con el peso de ir abriendo paso al resto de rivales. Y acertó. Lo intentó Fenati después. Y se turnaron ambos con Bastianini y hasta con Navarro, que asumió la responsabilidad de liderar al grupo –formado por siete pilotos prácticamente desde el inicio– en los últimos giros. Ni siquiera lo intentó Kent, el líder de la categoría, que sabía que no era lo suficientemente rápido, que no le merecía la pena desgastarse en un circuito y un fin de semana en el que no podría escaparse, como había hecho en esas victorias iniciales de este campeonato que apenas tiene otro protagonista que el británico, con casi 60 puntos de ventaja al frente de la clasificación. Porque cuando no gana, sube al podio: sólo se quedó fuera de él en Le Mans, donde fue cuarto).
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