Desde que cayó la selección a las primeras de cambio en el Mundial, el fútbol femenino español está en guerra. Las jugadoras contra su seleccionador, Ignacio Quereda, que lleva 27 años en el cargo y tiene fama de duro y anticuado. Algunos lo llaman motín, pero suena más a grito de rabia, a un “basta ya” que quizá haya tardado demasiado.
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