No sabe muy bien cómo explicarlo, no existe un razonamiento puramente técnico. Pero Valentino Rossi sabía que tenía un problema con este innovador sistema de clasificación, impuesto ya en 2014, en el que la pole la buscan los doce pilotos más rápidos de la parrilla en solo 15 minutos. Así que intentó ponerle remedio. Salió del box cuando la tarde ya caía, tras una interminable reunión con su equipo, y lo hizo con un plan bajo el brazo. Y el plan funcionó. No es un piloto explosivo a una vuelta, así que planificó la sesión de clasificación en dos partes: la primera era para rodar, calentar, coger sensaciones, entrar en materia; era una primera tanda más larga, con cinco giros, más que nunca; la segunda, más corta, le daría para apenas dos giros pero sería esa en la que atacaría el tiempo. Y así lo hizo. En su último intento, en la octava vuelta al trazado de Assen, Rossi se llevó la pole. Para sorpresa de sus rivales. Y con un tiempo de récord: 1m, 32'627s, el giro más rápido dado nunca en este trazado.
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