A veces parece imposible regatear al destino, lo saben los futbolistas populares y los anónimos. También Sergi Samper (Barcelona, 23 años), ayer señalado a jugar en el Camp Nou, hoy dispuesto a olvidar su vía crucis tras tres meses de baja. “Nunca había tenido una lesión grave, ni había pasado por un quirófano; sin embargo, cuando ingresé en el Hospital Quirón, todo me resultaba familiar”, cuenta. Después de una escalofriante acción durante el duelo entre Las Palmas y el Eibar —“Me mandaron el vídeo. Nunca lo pude ver”, concede—, se fracturó el maléolo peroneal y se rompió el ligamento lateral interno del tobillo izquierdo.
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