Casi dos años llevaba Julen Lopetegui trabajando el juego largo de España. Puesto que nadie podría atribuirle la creación del tiki-taka,al menos tendrían que reconocerle la introducción de elementos de eso que se llama fútbol directo, juego de contragolpe, o, como diría Simeone, “control de los espacios”. Al técnico vasco nada pareció enorgullecerle más del 6-1 logrado ante Argentina que el quinto gol. Comedido hasta la asepsia, Lopetegui solo expresó emoción cuando habló del pelotazo que le envió De Gea a Iago Aspas en el minuto 73, preludio de un gol a dos toques y una expresión penosa del desorden del cuadro argentino.
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