Dicen en la Ciudad Deportiva Joan Gamper que Paulinho se mueve al son de Messi. “Como un reloj de arena, Paulinho está siempre con un ojo en los movimientos de Leo para completar el juego del equipo en ataque o para compensarlo en defensa”, explican. Ernesto Valverde ha tenido que reedificar al Barça. Superada la traumática salida de Neymar, el Txingurri perdió a las primeras de cambio a Dembélé. Deulofeu nunca se enganchó y, cuando parecía que Paco Alcácer dejaba en el olvido todas las sospechas (y demás gafes) sobre su fichaje, el valenciano cayó lesionado. Así las cosas, el entrenador no tuvo más remedio que mirar a los volantes, ya no por principios —“el estilo pasa por tener juego con los mediocampistas”, anunció el día de su presentación— sino porque tenía que tirar de ingenio. Nueva-vieja fórmula simbolizada en Paulinho, convertido en sustituto de Neymar; del 4-3-3 al 4-4-2.
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