samedi 16 décembre 2017

El sueño roto del sprinter Juan José Lobato

El martes por la noche, el segundo día de la concentración del equipo holandés en un hotel de Sant Feliu de Guixols (Girona), los ciclistas del Lotto-Jumbo organizaron una fiesta espontánea. Stilnox, Snus, Noctamid, alcohol en el menú. A las tres de la mañana, Antwan Tolhoek y Pascal Eenkhoorn, un par de corredores jóvenes holandeses, aparecieron por el vestíbulo del hotel desorientados, sin saber lo que hacían, absurdos, incoherentes. A Merijn Zeeman, el director del equipo que se despertó alarmado por el barullo le dijeron que habían tomado pastillas para dormir (Stilnox y Noctamid), alcohol y unas gotas que les había dado su compañero Juanjo Lobato, un sprinter de Trebujena (Cádiz). Lobato estaba entonces en la cama, profundamente dormido, tan dormido que no lograron despertarlo cuando lo intentaron. El médico llamó a una ambulancia para trasladarlo a un hospital. Lobato se despertó antes de que llegara, pero acabó en el hospital, igual que los dos compañeros holandeses. Los tres recibieron el alta rápidamente. A las cinco de la mañana regresaron al hotel.

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