Málaga y Levante ofrecieron una espectacular oda a la falta de ideas en el fútbol. El conjunto de Míchel, agobiado por su delicada posición clasificatoria, vive cada partido como si se tratara de una final. Eso le provoca ansiedad a pesar de sus buenas intenciones. El Levante, soso y sin pegada, nunca supo qué hacer en La Rosaleda, plagado de bajas, con ánimo solo para defenderse con cierta eficacia y mantener la diferencia en la clasificación con su rival. Sin embargo, tuvo el partido en el minuto 91, cuando Nano se quedó solo ante Roberto en un gran contragolpe de Morales. La soberbia parada del meta impidió la derrota del Málaga. Una intervención de mucho mérito después de no actuar en todo el encuentro. Hubiera sido demasiado castigo para el conjunto andaluz y mucho premio para los de Muñiz. El Málaga lo intentó más, pero el empate apenas le sirve en su búsqueda de la salvación. Al menos deja su portería a cero por primera vez en lo que va de temporada, aunque en esta ocasión ni los regates del revulsivo Ontiveros le abrieron el camino de la victoria, tal y como ocurriera en los últimos triunfos en La Rosaleda frente a Celta y Deportivo.
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