De principio a fin domesticó y dominó el Eibar el partido con el Girona. hasta el punto de que marcó casi antes de comenzarlo y he hizo el cuarto casi después de concluirlo. Un ejercicio aritmético de lápiz y papel al que Inui le puso la tecnología y el resto la tinta ara que a escritura del encuentro fuera brillante y cara. A los 42 segundos, el japonés Inui se trazó su primera diagonal con esos pasitos cortos de dibujos animados y cuando el compás le dijo que estaba a la altura del gol disparó al poste que ya había sobrepasado. Al portero canadiense Bounou (que tiene por nombre nada más y nada menos que Yassine) le crujieron los riñones al estirarse. Todo había nacido en un saque de banda de José Ángel al que Charles le aplicó un engaño, una argucia rentable. Dejó pasar el balón sin tocarlo para que lo disfrutase Inui y lo enviase a la red acariciándolo mas que golpeándolo. Al Girona se le llenó la garganta de arena y los ojos de legañas.
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