La 103ª edición de la Lieja-Bastogne-Lieja, la más antigua de las clásicas, comenzó con un minuto de aplausos tristes, los que dedicó el pelotón conmovido a Michele Scarponi, fallecido la víspera al chocar contra una camioneta que no le había cedido el paso. Terminó con Alejandro Valverde, el ganador esperado, señalando al cielo con los dos índices, y casi llorando. “Se la dedico a Scarponi”, dijo, y casi le saltaban las lágrimas al corredor murciano, de 37 años, coetáneo del italiano. “Era muy buen amigo mío, ha sido una pena”, añadió Valverde, que anunció que los 20.000 euros que recibirá por su victoria serán para la familia de Scarponi.
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