Una hora antes de que comenzara el duelo y por un buen rato, los videomarcadores del RCDE Stadium anunciaban la clasificación de la Liga y sus goleadores, con Messi destacado con 29 tantos. Un aviso de lo que tendrían enfrente. Bien lo sabía la afición blanquiazul, que pitó su nombre a rabiar cuando lo anunciaron por megafonía al igual que a Luis Enrique, señalado por no querer hacer la tradicional foto de los entrenadores el día antes del derbi. Pero cuando la pelota rodó los gritos se dividieron y sobre todo recayeron en Piqué, enemigo público de Cornellà, y en Neymar, siempre protagonista por lo que hace con el balón y sin él, por sus gesticulaciones y por sus magnéticos quiebros. Pero así, entre pitas y rivales, el brasileño resultó el mejor de los oxígenos para el Barça, por más que le fallara la puntería.
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