Un Alavés plagado de suplentes salió ganador del Benito Villamarín con absoluta justicia ante un Betis muy débil. Se constató, de esta forma, la distancia que separa al finalista de Copa de un equipo de poca fe, incapaz a lo largo de toda la temporada de estar a la altura de su numerosa y fiel parroquia. El Betis pagó sus tremendos errores en defensa, impropios de un conjunto de Primera. Por más que Víctor se aplique en esta faceta del juego, sus jugadores le dejan en mal lugar una y otra vez. La imagen de un estadio semivacío en el tramo final del encuentro, abroncando a un equipo roto, encajando un cuarto gol a lo Messi, obra de Katai, pone muy complicada la continuidad de Víctor en el banquillo andaluz. El Alavés destrozó al Betis en 10 minutos de la segunda parte donde afloraron todos los defectos de los verdibancos, presa de la frustración y la incapacidad. El segundo tiempo del conjunto vasco fue fantástico. El Alavés le dio un repaso en toda regla a un Betis que debe mejorar en muchas facetas para ser competitivo la próxima temporada. Los de Pellegrino, rápidos y eficaces, prepararon de forma excelente la gran cita que tienen por delante para rematar su gran temporada, la final de la Copa ante el Barcelona.
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