Hay Liga porque existe Messi. Así lo decidió el argentino, que colonizó Chamartín y dejó al Barça con el sostén del campeonato doméstico. La actuación del argentino resultó colosal en todos los sentidos, por lo que supuso en la arquitectura y la puntería azulgrana, como por el efecto devastador que tuvo para los blancos. Indefendible para los de Zidane, el técnico francés tuvo que retirar antes de la cuenta a Casemiro porque cargaba con una tarjeta tras una tarascada al “diez”, que se comió unas cuantas. El entrenador galo ya no tuvo remedio con Sergio Ramos, que se llevó la roja por una dura entrada con las dos piernas por delante frente al propio Messi. En el Bernabéu todo pasó por Leo, incluso su broche al partido con un gol en el último parpadeo después de que el Madrid hubiera apelado a la heroica para igualar con diez. A Messi le debe el Barça su vida en esta Liga. Y por cuenta de Messi al Real ya no le salen tan claras las cuentas.
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