Los errores aislados pesaron más que el buen juego del Tottenham. El mal cálculo de Lloris y una torpeza de Son lastraron como el plomo la buena obra del equipo que dirige Pochettino en la primera semifinal de la Copa de Inglaterra, disputada este sábado en Wembley. Se impuso el Chelsea, especulador desde la alineación pero sagaz para resistir y dar el último toque. Un tiro de falta, un penalti y dos remates desde fuera del área resumieron prácticamente todo lo que ofreció el ganador. Suficiente para producir un 4-2 inexplicable sin los accidentes ajenos. En sintonía con el estilo oportunista y parco que cultiva el club que lidera la Premier.
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