Veinte años tiene Carlos Soler y ha enamorado a Mestalla, que mientras sufre un presente atribulado y convulso presente, sueña con un futuro que devuelva al Valencia a los éxitos pasados con ídolos de la casa como los Puchades, Claramunt, Fernando, Mendieta o Albelda. Carlos Soler oposita para ser uno de los elegidos del valencianismo, desde anoche un ícono che. Marcó Soler al final un gol de cuchara a lo Raúl, que daba un triunfo merecido y trabajado al Valencia ante un Celta que no pudo evitar la derrota que le deja sin aspiraciones en la Liga.
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