Y, definitivamente, el invierno llegó a París. Lo que los día previos era solo agua, derivó este lunes en un día tempestuoso en la capital francesa, cubierta de lluvia gruesa, una humedad tremenda, ventoleras frías y termómetros por debajo de los 12º. Esta vez, ni los paraguas eras suficiente. La consecuencia directa, pese a los retrasos y el deseo de la organización de Roland Garros de ir adaptando la competición a la progresión meteorológica, fue la suspensión de la jornada. Hacia las 13.30, hora del anuncio oficial, los tenistas refugiados en el players abandonaron las instalaciones y el público, previo reembolso del precio de la entrada, se sumergió poco a poco en las bocanas del metro de la Porte d'Auteuil.
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