El Bosman de Pozuelo es un muchacho de pelo trigueñoy largos miembros embutidos en unos leotardos y una camiseta negra que emplea para protegerse del roce abrasivo del plástico y la goma del campo de césped artificial. Es portero. Se llama Alejandro Urrea Arango. Nació en Medellín hace 16 años y el verano pasado estaba jugando con sus amigos en el Formantioquia, un club de barrio, cuando le llamaron por teléfono. Era Luz Arango Uribe, su madre, desde España, donde se encontraba de viaje visitando a un familiar. “Mi madre”, recuerda, “me preguntó si estaba dispuesto a venir a España a tener una experiencia de vida en otro país y en otra cultura. ¡Y claro, uno piensa en España y piensa en el fútbol!”.
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