Durante gran parte de la noche, Milán se pareció a Lisboa, pero al revés. Se adelantó el Madrid, empató el Atlético en el tramo final, conforme se desmoronaban físicamente los blancos, y se llegó a la prórroga; reducto de sueños y angustias. El Madrid resistió a hombros de Casemiro; el Atlético se aferró a las piernas afiladas de Carrasco, pero nadie fue capaz de deshacer el empate y la gloria se dirimió desde los 11 metros. En la tanda de penaltis, Milán se pareció a Lisboa del todo. Cristiano marcó el penalti que cerraba la novela; el Madrid volvía a abrir el Olimpo para sumar su 11ª Copa de Europa en 14 finales, la quinta Orejona en color.
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