Hace cuatro años, cuando apenas llevaba ocho meses en el banquillo del Madrid, Pablo Laso se asomó a la ventana del hotel de concentración de su equipo en Barcelona y una imagen le inspiró para la charla con la que convenció a sus jugadores de que podían ganar la final de Copa en el Palau Sant Jordi frente al Barça. En las instalaciones del Club de Polo vio a un purasangre que, mientras se entrenaba para un concurso de hípica, acabó desquiciado por la perseverante agitación de un perrillo. En la analogía de su arenga, el Barça, que había ganado 13 de los 15 clásicos anteriores a su llegada al banquillo blanco, era el purasangre y el Madrid, que llevaba cuatro años sin abrir las vitrinas, el perro. Con aquella conquista copera comenzó la carrera de los blancos hasta convertirse en el caballo ganador que son ahora tras alzar 11 títulos y disputar 15 de las 19 finales posibles en cinco temporadas.
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