Cuando Luis Suárez fichó por el Barcelona el verano pasado tuvo que esperar en boxes hasta finales de octubre. La sanción de la FIFA por su mordisco a Chiellini en el Mundial de Brasil no lo dejó debutar con la camiseta azulgrana hasta el clásico contra el Real Madrid en el Bernabéu (3-1). Fueron cuatro meses eternos para el uruguayo porque, además, hasta mediados de agosto ni siquiera se podía entrenar junto a sus compañeros (cuando el TAS le levantó la prohibición de entrar a un recinto deportivo). Entonces, cuando Luis Suárez toma la palabra para reflexionar sobre la situación de Arda Turan y Aleix Vidal, sabe de lo que habla.
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