El 25 de septiembre de 2012, coincidiendo con la aparición de una carta firmada por exnadadoras que la difamaban denunciando presuntos malos tratos, el presidente de la federación española de natación, Fernando Carpena, respaldado por el Consejo Superior de Deportes (CSD), anunció la destitución de Ana Tarrés como seleccionadora española de natación sincronizada. El mandatario desvinculó su decisión de la carta pero su discurso público extendió una sombra de duda sobre la integridad de la técnica más exitosa de la historia de la natación española. “No vale todo para ganar el oro”, dijo Carpena antes de repetir que los cambios obedecían a su convicción de que se gestaría un futuro glorioso. “Los cimientos que tenemos para crecer son extraordinarios”, ponderó. “Queremos seguir creciendo. Queremos el oro”.
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