Entre los más de 20 ciclistas que formaron la gran fuga del día había tres Movistar (Izagirre, Herrada y Castroviejo) y dos Tinkoff (Sagan y Majka). Cuando acabado el terrible y casi interminable descenso (13 kilómetros, 15 minutos con los pelos de punta observando ciclistas trazar líneas sobre la línea estrecha de asfalto que bordeaba la montaña pelada), los del grupo de favoritos (Nibali, Froome, Valverde y Quintana) giraron hacia la izquierda para atacar sin solución de continuidad la ascensión a Pra-Loup, Herrada e Izagirre estaban allí parados, siguiendo órdenes de José Luis Arrieta, el director del Movistar. Inmediatamente se pusieron en cabeza del grupo y dieron todas sus fuerzas para preparar los ataques previsibles de Quintana. Cuando, minuto y medio más tarde, llegó Contador, caído, solo y roto, el culotte dejando a la vista un muslo herido, ningún compañero le esperaba. Sagan le había prestado su bici cuando la caída, y tomó la de Rogers, el compañero más cercano todo el día al de Pinto, pero no le acompañó bajando. El otro fugado, Majka, no esperó. Llegó el 13º de la etapa, a 4m 54s de Geschke, 4m 39s antes que su líder.
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