Durante el pasado Tour de Francia, cuando la carrera se puso cuesta arriba en los Pirineos, Rohan Dennis desapareció. Nadie sabía dónde estaba. Como había hecho muchos años atrás Federico Bahamontes en el Aspin, que se fugó del pelotón y mientras le perseguían, se escondió en unos arbustos para retirarse, el ciclista australiano, que este miércoles ha revalidado su título de campeón del mundo contrarreloj, se bajó de la bicicleta cuando los porcentajes empezaban a hacerle daño en las piernas, y dijo basta. Un rato más tarde le encontró su director en el Bahrein-Merida, Gorazd Stangelj, que intentó convencerle de que regresara a la carrera. No lo consiguió. Tampoco que se montara en el coche. Llegó a Bagneres de Bigorre por su cuenta. “Digamos que es un chico especial, todos los campeones lo son”, aseguró entonces el técnico. Al día siguiente se corría la contrarreloj individual, en la que iba a partir como favorito, pero ya no estaba. Para no enredar más las cosas, su equipo afirmó después que la retirada había sido una buena decisión.
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