Usain Bolt no está en Doha, pero ha dejado dicho que no quiere mucho a Coleman, que prefiere a Gatlin. El emperador jamaicano habla de sus 100m como si fuera el dueño de la carrera (y en realidad lo es) y se arroga el derecho de elegir a sus herederos, y Coleman, plata en Londres hace dos años y malquerido porque bordea la frontera del antidopaje, le responde en la pista con una exhibición de su pecho y de su mirada de duro, y la mejor marca de los 24 clasificados para la final de hoy (9,98s, el único que bajó de 10s). Gatlin, el ganador abucheado en Londres por su historial de dopaje que cuando la despedida de Bolt en Londres le reverenció como a un rey, doblando el espinazo, se contentó con ganar su serie, la primera, con 10,06s. “Y Gatlin”, sigue Bolt en L’Équipe, “es el rival que más me ha hecho sudar”.
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