Con el semblante serio y ataviado con el chándal del Barça, Ousmane Dembélé se contentó con ver el partido y el triunfo ante el Getafe desde la grada, de nuevo castigado por la reiterada fragilidad de sus músculos. Nada extraño en un jugador que desde que llegó al Barça ha pasado por la rebotica en siete ocasiones y se ha perdido 46 de los 126 duelos del equipo (36%). Pero bien curioso si se aprecia que solo tiene 22 años y que antes de llegar al Camp Nou no contaba con lesión alguna en el Rennes y apenas una baja de diez días en el Dortmund por unas molestias en el flexor de la cadera.
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