El inmovilismo en la alineación del Barcelona ya no es latente, persuadido el técnico de que con las rotaciones no solo llegará al final de la temporada con más jugadores y más frescos, sino de que se convertirá en un equipo menos predecible. Rakitic ya no es un fijo en el once, Busquets entra en la rueda de cambios y hasta Suárez se quedó frente al Villarreal sin acabar un partido cuando en el curso pasado solo se dejó dos por completar. Al tiempo, piden turno los noveles Carles Pérez y Ansu Fati –“han dado un paso hacia delante y debemos tenerlo en cuenta”, resolvió el preparador azulgrana-, y De Jong y Griezmann se asientan en una alineación tipo todavía por definir. Resulta que para Valverde ya no hay intocables, acaso Ter Stegen bajo los palos, Piqué como capataz de la zaga y Messi de lo que quiera. Aunque por el momento no funciona este Barça. “Solo se valora si entra la pelota. El Madrid parecía muerto y hace un buen partido en Sevilla y ya es un líder total”, se lamentan desde la ciudad deportiva azulgrana; “y es verdad que no hemos tenido resultados ni buen juego fuera de casa, pero hay varias causas como las lesiones de Leo, la falta de entrenamientos juntos, la adaptación de los nuevos, coger poso…”.
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