El gol de Rubén Pardo pasado el minuto 80 fijó el marcador definitivo (0-2) y levantó al público de sus asientos camino de los vomitorios, harto de asistir a la decadencia estéril del Madrid en las competiciones locales. Fue la despedida simbólica de la Liga. Desde el fondo norte, levemente, comenzó a levantarse un rumor de protestas aisladas que halló un eco más fuerte en el fondo sur hasta recorrer todos los anfiteatros. El grito concentró en dos palabras el marchamo social que últimamente llevan impreso las crisis más profundas del club: “¡Florentino dimisión!”.
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