Las condiciones que Fernando Alonso se encontró en aquel entrenamiento con Minardi en el circuito de Jerez (1999) que le abrió las puerta a la Fórmula 1 se asimilaron mucho las que se aliaron de nuevo con su habilidad, este domingo en Daytona, donde el asturiano volvió a demostrar que el portazo que dio al Gran Circo no ha hecho que pierda facultades. Él y sus compañeros (Kamui Kobayashi, Jordan Taylor y Roger van der Zande fueron los que mejor se manejaron en las extremas y muchas veces caóticas circunstancias en las que se celebraron estas 24 Horas. La edición de este año estuvo marcada por el temporal que obligó a neutralizar la prueba en diversas ocasiones y a darla por concluida 11 minutos antes de tiempo después de más de una hora de inactividad, con todos los participantes bajo las carpas de sus escuderías y fuera de sus coches. El mal tiempo, en cualquier caso, no desmereció la descomunal exhibición de Alonso, que en su segunda participación se convirtió en el principal responsable del triunfo de la estructura de Wayne Taylor Racing.
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