Javier Fernández compareció este lunes en el Palacio de Hielo de Madrid para hacer una confesión: la suya es la historia de un niño obsesionado con responder una pregunta. “Cuando tenía seis años, acompañé a mis padres a recoger a mi hermana cuando empezó ella a patinar. Un día surgió la pregunta de si quería patinar, y dije que sí. Dos años más tarde empecé la competición con patines de segunda mano. Tuve un sueño imposible. ¿Podría un niño de Cuatro Vientos destacar en un mundo tan complejo?”. La respuesta se la ha dado a sí mismo el propio Javier Fernández 21 años después: “Vuelvo a casa con siete Europeos, dos campeonatos del mundo y una medalla olímpica”.
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