Apenas se le escuchó porque se sugería que ya no le interesaba una competición “menor” y porque se presuponía que el Barça había tirado la Copa en el partido de la ida de los cuartos, cuando el equipo cayó por 2-0 en el Sánchez Pizjuán con una alineación de lo más estrambótica. Pero Valverde fue diáfano. “Este partido es un reto para nosotros”, se arrancó en la previa del partido de vuelta; “y sabemos que cuando el encuentro lo requiere, el equipo siempre da un paso adelante”. Dicho y hecho porque el Barça fue un ciclón, fútbol al abordaje que sometió al rival hasta arrodillarlo con un set incontestable.
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