La cuenta final muestra que el Liverpool ha aumentado su distancia respecto al Manchester City al frente de la Premier. Pero cerró la jornada con un regusto amargo porque podía haberse disparado siete puntos arriba y se queda cinco por delante tras empatar (1-1) en Anfield con el Leicester. Era el momento de dar el golpe, tras el tropiezo del equipo de Guardiola en Newcastle 24 horas antes, pero hubo fiasco y donde menos parecía que podía haberlo porque el Liverpool es solvente en su campo, donde está a punto de cumplir casi dos años sin caer en partido de liga.
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