Era un partido fronterizo, un examen para aprobar tras dos rachas nefastas que abrían el abismo ante Valladolid y Celta. Ganaron los locales, que no acostumbran a sacar ventaja de esa condición y que además tienen la mala costumbre de ir siempre a remolque: en 14 de las 21 jornadas disputadas se abocaron siempre a la remontada. No siempre la lograron, pero sí que cantaron victoria ante un rival desnortado que ya encadena cinco derrotas consecutivas, incapaz de sobreponerse a la ausencia de Iago Aspas, al que se esperaba para este partido, pero que tuvo que echar el freno y quedarse en Vigo. Las lesiones musculares no se curan con el corazón.
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