Nobile Capuani no conoció límites ni fronteras. Inhabilitado por la federación italiana de fútbol para ejercer cargos de responsabilidad por “conducta poco ética” como responsable de la cantera del L'Aquila, a finales de 2015 se internó en los valles de Murcia. Recaló en Jumilla, pueblo vitivinícola, y se hizo con el control del club local previo pago de una parte de su deuda antes de desencadenar un conflicto con los empleados, que le acusaron de intentar amañar partidos para explotar apuestas ilegales celebradas en paraísos fiscales, se amotinaron y le obligaron a dimitir, que no a exiliarse. Le bastó con mudarse a 58 kilómetros, a Elda, donde apareció como cabeza visible del fondo de inversión que adquirió el Eldense, otro club de Segunda B. Ayer lo detuvo la Policía Nacional. Es sospechoso de dirigir la trama de amaño de partidos que provocó el 12-0 contra el Barcelona B, el sábado pasado.
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