“Señores pasajeros, nos disponemos a aterrizar en el aeropuerto Cristiano Ronaldo de Madeira”. Desde la semana pasada el astro portugués da nombre al aeropuerto de la isla que lo vio nacer. Es la última conquista de una imagen omnipresente, la de la marca CR. Una persona puede desayunar con batidos energéticos patrocinados por Cristiano, puede ir a uno de sus gimnasios a hacer ejercicio vistiendo su ropa deportiva, ducharse con su gel, perfumarse con su colonia, ponerse su ropa interior, consultar la hora en su reloj… así hasta dormir en un hotel llamado como él. Esa persona podría hacer su vida solo con productos publicitados o generados por un jugador que ya es toda una marca en sí mismo y que vende y opera en casi todo el mundo, una multinacional con botas de fútbol.
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