La situación que se produjo en el circuito de Shanghai fue caótica. Durante las dos primeras sesiones de entrenamientos libres solo pudo rodarse durante 15 minutos. Y evidentemente, los equipos no pudieron desarrollar el trabajo que tenían previsto, ni acumular los datos indispensables para poder afrontar la carrera del domingo con garantías. El problema no fue el mal tiempo, ni la lluvia que cayó en el GP de China, sino la densa niebla que apareció en la ciudad y que impedía que el helicóptero de emergencia de la FIA pudiera aterrizar en el hospital concertado para recibir las urgencias de posibles accidentes.
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